Brecha digital, eGobierno, Sociedad del conocimiento

México, entre abismos digitales y la sociedad del conocimiento

Hace casi veinte años (2002) Delia Crovi publicó «Sociedad de la información y el conocimiento. Entre el optimismo y la desesperanza», un artículo en el cual exponía la importancia de entender la «brecha digital» de forma integral. Para Crovi, México no se encontraba en una «brecha» sino en un verdadero «abismo digital», refiriéndose a aquellas personas que tenían acceso y habían incorporado las TIC a su vida cotidiana y las que no. Sobre este abismo digital, Crovi mencionaba que estaba integrado por tres dimensiones:

  1. Tecnológica: aquellas relacionada directamente con el acceso a las tecnologías de información y comunicación (TIC).
  2. De conocimientos, en cuanto a la posesión de habilidades y saberes para utilizar las TIC en su propio beneficio.
  3. De participación: tanto de individuos como de naciones que aprovecharan las TIC para participar, manifestarse e intervenir en las decisiones relacionadas con la construcción de la sociedad de la información y el conocimiento.

Para Crovi, la ausencia de cualquiera de estas dimensiones en las iniciativas de TIC era incurrir en exclusiones, como ya comenzaba a ocurrir con algunos programas gubernamentales del momento.

Ciertamente hoy México no es el mismo que aquellos años: se evolucionó desde el Sistema Nacional e-México (2002-2012) a dos esfuerzos bien diferenciados y complementarios: «México Conectado» y «Estrategia Digital Nacional» (2012-presente); se crearon o fortalecieron instituciones públicas relacionadas con este ámbito (Unidad de Gobierno Digital, Instituto Federal de Telecomunicaciones,…); el número de hogares con acceso a internet creció desde menos del 10 hasta más del 60% (INEGI, 2020); se han creado iniciativas públicas y privadas para impulsar la alfabetización digital, mediática e informacional (PIAD, por ejemplo); se impulsó la participación ciudadana en ámbitos de gobierno abierto; y, finalmente, acudimos a la popularización de iniciativas que reconocieron el uso de las TIC para ámbitos de interés nacional (por ejemplo, el pasado Premio Nacional de Innovación Tecnológica para la Inclusión Social), así como al crecimiento de iniciativas ciudadanas para el fortalecimiento cívico (por ejemplo, la app de los Supercívicos).

Ahora, si bien se han definido y ejecutado múltiples esfuerzos desde el ámbito gubernamental para mejorar el acceso y uso a las TIC (con grandes retos que persisten), la dimensión de la participación social de la que habla Crovi, pareciera ser el elemento menos relevante en la agenda para construir una sociedad de la información y el conocimiento (SIC), aún en mecanismos ya formalizados como la Alianza para el Gobierno Abierto. Quizá esto se puede observar aún más claramente en el ámbito local, donde el esfuerzo por impulsar la institucionalización de la participación ciudadana demuestra nuevos estilos en la relación ciudadanía-gobierno, pero sin que se pueda hablar de procesos que se hayan consolidado (Arzaluz, 2013). Igualmente, al diseñarse y ejecutarse grandes proyectos TIC como las «ciudades digitales» o «ciudades inteligentes» estos se han concentrado en ámbitos de infraestructura tecnológica, fomentando sólo marginalmente procesos de innovación social (Delgado, 2016). Desde el ámbito académico se han cuestionado también los impactos de proyectos para facilitar el acceso a las TIC mediante centros comunitarios (Merino y Fierro, 2015).

En un escenario complejo a nivel internacional, una mayor vigilancia y participación ciudadana y recursos más escasos, es crucial retomar las palabras de Crovi en en el sentido de que construir una SIC: «es una tarea de carácter multisectorial que debe tener como objetivo común hacer que del uso de las herramientas de la convergencia tecnológica se conviertan en conocimiento y en instrumentos de participación social», todo ello manteniendo, al mismo tiempo, una actitud crítica y vigilante.

.. poca cosa.

Casi dos décadas después de la publicación de la Dra. Crovi, creo que es tiempo de preguntarnos: ¿Qué sociedad del conocimiento se está construyendo hoy en México? ¿Quiénes son sus principales actores? ¿Cuánto hemos avanzado (o retrocedido)?  ¿Existen resultados e impactos medianamente claros de los recursos invertidos? ¿Vamos lo «suficientemente» rápido en comparación a otros países? En definitiva, ¿tenemos razones para ser optimistas o mas bien estamos más desesperanzados que en aquel 2002?

Referencias:

Arzaluz, Socorro (2015) La institucionalización de la participación ciudadana en municipios mexicanos: Notas a partir del Premio Gobierno y Gestión Local. Gest. polít. pública vol.22 no.1 México ene. 2013. Disponible en: http://www.animalpolitico.com/blogueros-salir-de-dudas/2015/08/18/enova-1700-millones-gastados-y-80983-ninos-peor-en-la-prueba-enlace/

Crovi, Delia (2002) Sociedad de la información y el conocimiento. Entre el optimismo y la desesperanza. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, vol. XLV, núm. 185, mayo-agosto, 2002, pp. 13-33. Disponible en: http://www.redalyc.org/pdf/421/42118502.pdf

Delgado, Felipe (2016) Propuesta de modelo de gobierno electrónico para fomentar la innovación social a nivel local. INFOTEC. Trabajo final de Maestría en Gestión de Innovación de las TIC. Disponible en: https://innovacionysociedad.files.wordpress.com/2016/10/felipe-delgado-trabajo-final-vfg.pdf

Merino, José y Fierro, Eduardo (2015) Enova: 1,700 millones gastados y 80,983 niños peor en la prueba Enlace. Nota en Animal Político, 18 de agosto, 2015. Disponible en: http://www.animalpolitico.com/blogueros-salir-de-dudas/2015/08/18/enova-1700-millones-gastados-y-80983-ninos-peor-en-la-prueba-enlace/

INEGI (2020) Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH). Disponible en: https://www.inegi.org.mx/programas/dutih/2020/

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